viernes, 6 de noviembre de 2009

Leyendas Canarias: El salto del Bimbache o el Salto del Guanche



EL SALTO DEL BIMBACHE


    Cuenta la leyenda que a la isla de Eseró, El Hierro, arribó el barco del francés Jean de Bethencourt con un ejercito de castellanos con el objetivo de invadir la isla y tomar esclavos para posteriormente venderlos y ganar cuantiosas monedas de oro. 

Jean de Bethancourt

      En la isla vivían libres y felices los bimbaches dedicados al pastoreo y al cultivo de la tierra; entre ellos vivía un jóven llamado Ferinto el cual disfrutaba despreocupado de la libertad que le daba su edad. 



      La noticia de la llegada de los castellanos pronto voló, como el viento, por toda la isla. Era normal que los bimbaches comerciasen con mercaderes venidos de no se sabe dónde. Para el comercio, o trueque, solían ofrecer leche o carne de cabra, agua o quesos a cambio de ricas pieles o de algún cuchillo material desconocido para ellos pero ahora intuían que, esa llegada masiva de gentes armadas, no presagiaba nada bueno. Y así fue. El robo y la rapiña de los poblados más próximos a la costa dejaban claras las intenciones del ejército invasor así que muchos bimbaches huyeron hacia el centro de la isla llevando consigo las pocas pertencias que tenían así como todo el ganado de cabras y ovejas. Había que proteger niños, personas mayores y mujeres pues experiencias pasadas, de otros desembarcos, habían dejado recuerdos desagradables en los miembros de la tribu. Ahora el peligro parecía mucho mayor pues venía mayor número de guerreros y buques.




      Ante este panorama Ferinto pronto se convertiría en el azote de los invasores a los cuales atacaba tomaba lo que podía y huía a esconderse. Los ataques eran continuos y nunca a la misma hora ni lugar; como conocía el terreno como la palma de su mano nunca conseguían apresarlo.  

      De esta manera Ferinto pronto llegó a convertirse en una molestia para el ejercito invasor. Lo perseguían pero él corria más rápido que aquellos pesados y lentos extranjeros que tenían que arrastrar, y llevar consigo, cascos y armaduras.  El jóven sabía que nunca lograrían atraparle por lo que se sentía cada vez más feliz. Se había convertido en una especie de Robin Hood para su pueblo.



      Pero un día, alguien de la tribu, deseoso tal vez de conocer otras culturas diferentes a la suya, pactó con Jean de Bethencourt la forma de atraparlo a cambio de promesas que nunca se verían cumplidas.


      Tras saber el lugar exacto de la cueva de Ferinto el alto mando del ejército invasor se reunió y acordaron la forma de atrapar al bimbache. Decidieron que un primer batallón lo perseguría y un segundo batallón le intentaría cortar la retirada. Para eso el segundo batallón tendría que partir primero y avanzar más rapido que el primero. Las tropas invasoras partieron muy temprano para intentar apresarlo.

      Esa mañana Ferinto dormía plácidamente pues desconocía la traición que le habían hecho y no imaginaba que más de 200 hombres fuertemente armados se dirigían a rodear su modesta cueva que le servia como vivienda.


      Pero como el ejército invasor no se movía con seguridad entre la maleza (rompían ramas al avanzar, aullentaban a los pájaros que abandonaban volando sus nidos...), terminaron por despertar y poner en sobreaviso a Ferinto el cual, extrañado ante los ruidos a esa hora de la mañana, decidió asomarse sigilosamente a la entrada de su cueva y mirar hacia a lo lejos  descubriendo, horrorizado, a los extranjeros que avanzaban lentos pero seguros.


      Ferinto saltó como un gato acorralado y logró huir pero llegó hasta el borde de un profundo barranco muy próximo a Valverde, la capital. Desesperado intentó correr y correr buscando un lugar propicio para poder saltar, pero sus perseguidores estrechaban el cerco más y mas.



      Delante de él estaban el profundo barranco y detrás los castellanos amenazandolo con sus armas. De un extremo a otro del barranco distaban varios metros que Ferinto nunca antes se había atrevido a saltar pues un simple error en el cálculo del salto podría suponer su muerte segura.





      El jóven bimbache miró al cielo, vio las nubes, a los pájaros volar libres, miró los árboles que crecían fuertes y libres, miró hacia el fondo del barranco y se planteó tirarse al vacío y morir libre o morir luchando. Pero ¿y si en lugar de morir en la lucha lo hacían prisionero?. 


      El fresco de la mañana acariciaba sus mejillas y los castellanos avanzaban amenazantes. Cerró los ojos y, sin nadie esperarlo, corrió hacia el enemigo los cuales se aprestaron a cargar sus armas. No pensaba enfrentarse a ellos, simplemente lo hizo para coger carrera. Dió media vuelta, tomó aliento, corrió hacia el borde del barranco, flexionó las piernas y, tomando impulso, saltó con tanta fuerza y desespero que consiguió llegar al otro extremo del barranco. Se agarró fuertemente como pudo a los salientes para evitar caer y cuando hubo llegado arriba rió y  brincó de alegría ¡¡ había conseguido escapar de sus perseguidores !!.  

      Pronto la sonrisa se le heló en su rostro pues sobresaltado descubrió que, a pocos metros de donde se encontraba le esperaba el segundo batallón del ejército invasor con sus armas preparadas.



      El semblante de Ferinto se ensombreció. Comprendió que allí acababa definitivamente su libertad y la de su pueblo. Fue tal la  tristeza la amargura y el dolor que sintió que el jóven bimbache lanzó un grito de rabia, tan alto y fuerte que retumbó en las paredes del barranco recorriendo toda la isla de norte a sur y de este a oeste. Ese grito desgarrado llegó hasta el poblado de La Dehesa, en el otro extremo de El Hierro donde vivía su madre la cual, al escucharlo se estremeció y comentó con voz triste "mi hijo ha sido vencido".


      Actualmente, al lugar en que realizó este gran salto, se le conoce como "El Salto del Guanche".





      Esta leyenda se la dedico a mi prima Patri, de 9 años.



jueves, 5 de noviembre de 2009

Momias guanches




El Viernes 30 de Octubre de 2009, varios periódicos de Canarias publicaban la misma noticia. Ésta está extraída del periódico "Diario de Avisos":





"No hay causas técnicas que impidan traer la momia guanche a Tenerife"
Antonio Alarcó critica que la ministra de Cultura se niegue al traslado de los restos
Manolo Pérez
Santa Cruz de Tenerife


"Es una irresponsabilidad que la ministra de Cultura diga en pleno siglo XXI que existen motivos técnicos que impiden el viaje de una momia guanche desde Madrid a Tenerife". Así de contundente se mostró ayer a DIARIO DE AVISOS Antonio Alarcó, vicepresidente del Cabildo y senador del PP por Tenerife, quien planteó el pasado día 22 el traslado de ese patrimonio cultural canario desde el Museo Nacional de Antropología, donde está desde el siglo XVIII, al Museo de la Naturaleza y el Hombre, en Santa Cruz.

"En el año 2006 fue aprobada esta medida por unanimidad en el Senado, y posteriormente fue rechazada por la entonces ministra de Cultura, Carmen Calvo. Ahora le he dicho a González-Sinde (la actual titular del departamento) que: primero, el Partido Popular entiende que el patrimonio cultural es de todos los españoles; pero, por ejemplo, con los documentos de Salamanca no lo han cumplido, y por ser petición directa de Cataluña se entregó; segundo, existe un modelo de cesión temporal, que sería bueno que la momia fuera prestada en esas condiciones", comentó Alarcó.

El senador tinerfeño también criticó que la momia esté instalada en la segunda planta del Museo Nacional, "junto a otros objetos de las excolonias españolas". "Que esto siga así a estas altura de la película, es una falta de respeto a la cultura canaria. Pero González-Sinde me garantizó que se cambiaría de ubicación". Alarcó, que aclaró que "no tienen ni una célula nacionalista", y hace esto "por un concepto cultural", indicó que los papeles de Salamanca se fueron todos a Cataluña "en contra de la normativa". "No fue una cesión temporal y por eso se saltaron la legislación vigente, porque Cataluña obligó, y el gobierno de Zapatero abdicó una vez más", apuntó.

Reivindicación

Esta reivindicación que se viene haciendo "en los foros adecuados", desde hace 20 años, se continuará "por las vías institucionales solicitando y razonando que debe ser así", señaló Alarcó.

Por su parte, Conrado Rodríguez, director del Instituto Canario de Bioantropología, adscrito al Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo Insular de Tenerife, señaló que no conoce en profundidad el Museo Nacional de Antropología, pero cree el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife está más preparado porque "tiene un módulo específico para momias, donde están perfectamente controladas en todo momento y en condiciones ambientales adecuadas".

Conrado Rodríguez indicó, asimismo, que la momia guanche está expuesta en Madrid "junto al ’gigante extremeño’, instrumental de antropología física y otras cuestiones, en un gabinete del tipo del siglo XIX". El experto en bioantropología declaró que la momia que se exhibe en Madrid no se ha estudiado. "Sólo se sabe que fue llevada allí en el siglo XVIII, que procedía de la zona sur de Tenerife, del barranco de Herques, concretamente, y que pertenece a la élite de la sociedad, como ocurre en cualquier cultura que practica la momificación".

"Si se hiciera un estudio completo", remarcó Conrado Rodríguez, "la momia proporcionaría información muy válida. Al estar descontextualizada porque no está acompañada de ningún otro material, se deberían limitar al análisis desde el punto de vista de la antropología física. Aporta datos poblacionales, referidos a alimentación, genética, demografía, patología y demás. Son lo que ayudan a comprender cómo era la población de cualquier lugar del mundo, de Tenerife, en este caso".


   Larga experiencia



   · Conrado Rodríguez asegura que no existe ningún riesgo en el traslado de la momia guanche desde Madrid a Tenerife. Pone el ejemplo de la exposición que se realizó en el año 1992 en Tenerife dentro del proyecto Cronos, bajo su responsabilidad. "Se exhibieron momias traídas de Estados Unidos, Chile, Bolivia, Perú y Colombia, entre otros sitios, y no sufrieron ningún daño durante el traslado". Recuerda también que en el año 2003 vinieron las dos momias guanches que estaban en Necochea (Argentina), y que ahora se pueden apreciar en la Isla.

· Hay protocolos de actuación para este tipo de traslados, y el Organismo Autónomo de Museos y Centros tiene un departamento de conservación que "funciona perfectamente y que haría que el viaje a Tenerife fuera absolutamente inocuo para la momia. Y a la hora de exponerlo e investigar nuestro museo es el mejor de Europa sin duda, para esos cometidos, y yo doy fe de eso", indica Rodríguez.

· Los especialistas del Museo de la Naturaleza y el Hombre no tienen la exclusiva en hacer este tipo de trabajos, porque "cualquier antropólogo físico que tenga experiencia en este campo" es capaz de investigar una momia, sabiendo previamente los parámetros culturales y ambientales de la momia. Pero Rodríguez tienen claro que esta momia guanche, en concreto, aportaría datos que, sumados a los que ya tienen, daría mucha información sobre el pueblo guanche.