martes, 25 de enero de 2022

Francisco García-Talavera: “Se equivocan quienes sostienen que los guanches fueron exterminados por los españoles”

 

Francisco García-Talavera: “Se equivocan quienes sostienen que los guanches fueron exterminados por los españoles”

 Geólogo, paleontólogo y doctor en Zoología, ha publicado varios libros, pero hay uno que cautiva: Guanches ayer, hoy canarios (apuntes de la historia e identidad de un pueblo macaronesio)

 Articulo publicado en el Diário de Avisos  
Fecha: 09-09-2019  
Autor: Andrés Chávez 
Fotos: SERGIO MÉNDEZ
 

 

Francisco García-Talavera Casañas (Santa Cruz, 1945), geólogo y paleontólogo por la Universidad Complutense y doctor en Zoología por la Universidad de La Laguna –de la que fue profesor- heredó una vasta biblioteca de su tío Francisco, que era piloto naval a los catorce años; pocos años más tarde ya era capitán de la Marina Mercante y ganó las oposiciones a práctico del puerto de Santa Cruz. Había solo cuatro en plantilla. Me cuenta Paco una anécdota de su tío, el marino: atracó, sin ayuda de remolcadores, un barco alemán de 33.000 toneladas y 248 metros de eslora, el Columbus, el 24 de julio de 1934. Ningún otro práctico se atrevió a hacerlo. El Columbus, uno de los mayores trasatlánticos de su época, con capacidad para 1.800 pasajeros, arribó cuatro veces al puerto de Santa Cruz. “Mi tío es uno de mis referentes, me dejó su biblioteca y ahora duermo entre libros; y me encanta”. El investigador ha publicado varios libros, pero hay uno que cautiva: Guanches ayer, hoy canarios (apuntes de la historia e identidad de un pueblo macaronesio). Fue conservador del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife (ahora denominado de la Naturaleza y el Hombre), que dirigió desde lo profesional a lo político (también fue consejero de Museos del Cabildo). Tiene un libro en preparación, a punto de ser editado: 69 apellidos canarios (linajes guanches en América).

-¿Y eso de la política, Paco?
“Me metí para ayudar desde dentro. Soy miembro del PNC”.

-Se vuelve a hablar de la piedra Zanata.
“No es un tema que me apasione. Se politizó, en su día, sin necesidad. Me parece bien que se examine, con métodos modernos, por parte de esos expertos norteamericanos, pero no creo que sea nuestro carné de identidad. Ya veremos”.

-¿Aborígenes o guanches?
“Guanches, que es un nombre sonoro y bonito. Don Juan Álvarez Delgado definió su significado: el del pueblo”.

-No hemos sido capaces de conservar los restos de nuestro pueblo.
“No, en parte por la falta de reacción de las administraciones, en parte por la falta de conciencia. Los constructores que excavan y encuentran vestigios guanches los destruyen porque saben que si dan parte a la administración sus trabajos pueden paralizarse años. Ha existido falta de respeto a la historia por ambas partes”.

-Y en Tenerife, más.
“Me parece lamentable que en la isla de Tenerife no exista ni un solo parque arqueológico. Gran Canaria y La Palma, por ejemplo, han sido más cuidadosos. Incluso Gran Canaria ha logrado que uno de los parajes más emblemáticos haya sido declarado patrimonio mundial, el Risco Caído”.

-Nuestras momias han sido vendidas fuera. ¿Ha existido expolio?
“¡Claro! Incluso un comerciante de Tenerife las vendía anunciándolas en un periódico británico. Y hay muchas más que no han sido rescatadas; y la gente sabe dónde están, pero no lo dicen. Nuestro patrimonio histórico ha sido tristemente olvidado a lo largo de los tiempos y se ha tergiversado mucho la historia”.

-¿Por ejemplo?
“Pues te aseguro, en contra de lo que algunos historiadores creen, que el pueblo guanche no fue exterminado por los españoles. Muchos fueron vendidos como esclavos, eso sí, pero otros muchos se quedaron aquí y hubo infinidad de matrimonios mixtos. Cientos de nuestros antepasados pagaron su libertad, tras la conquista. Esto está comprobado por el ADN mitocondrial. Más del 50% de los canarios de hoy tienen el ADN de los guanches”.

 

 

-Cada vez se sabe más de sus costumbres.
“Está archidemostrada su descendencia bereber. Hay vestigios bereberes en todas las islas. Posiblemente, guerreros que lucharon contra los egipcios y sus familias, que se iban desplazando y que encontraron refugio en las islas. Se sabe que cultivaban el trigo y, sobre todo, la cebada. Comían higos y otros pequeños frutos que surgían de algunas especies de laurisilva. Criaban cabras y ovejas, las mismas razas de estos animales que hoy se encuentran en Mauritania, por ejemplo. Había perros y se han encontrado restos de gatos, que eran sus animales de compañía. No se los comían, ni mucho menos; bueno, no sé si en épocas de sequía y hambruna se dieron algunos casos”.

-¿Hay constancia de canibalismo o de sacrificios humanos entre los guanches?
“No, para nada, ni de una cosa ni de la otra. Esto lo tengo totalmente claro”.

-Yo sé que es delicado para los que creen en esas cosas, pero te tengo que preguntar por la extraña aparición de imágenes católicas –las de Candelaria y el Pino, por ejemplo— en las islas mayores.
“De milagros no vamos a hablar, ¿no? Y no hay nada de extraño en ello. Esas imágenes las trajeron algunos frailes que desembarcaron antes de la conquista de ambas islas. Yo procuro en mis libros escribir sencillamente, huir del lenguaje científico estricto, sin abandonar el rigor, y adaptarme al lenguaje popular. No hay que tener miedo a contar la verdad. Ni a investigarla. Y luego trasladarla a la gente de una forma que todo el mundo la entienda”.

-¿Quieres decir que los guanches ya conocían la religión católica y que fueron bautizados antes de la llegada de los conquistadores?
“Cuando llegó Alonso Fernández de Lugo, la mitad de la isla de Tenerife estaba cristianizada. Por eso le permitieron desembarcar. Y los guanches ayudaron a los españoles a fortificarse. Eran pacíficos y confiados. En la gran batalla de Acentejo, cuando el descalabro castellano, hubo 300 guanches de Güímar que lucharon contra su propio pueblo”.

-¿Y cuál fue el motivo táctico de su derrota final?
“Hubo uno fundamental: los guanches de Bencomo, Tinguaro, Bentor abandonaron la lucha de guerrillas, que dominaban, y pelearon en campo abierto en Aguere, un año después de aquello de Acentejo. Fue su perdición, ante el poderío de la caballería castellana y de las ballestas de las huestes del de Lugo. Los castellanos, ayudados por Guanarteme y Maninidra, sufrieron graves pérdidas en Acentejo, en cuya batalla murieron centenares de españoles y aliados guanches. Más tarde, en la crucial batalla de Aguere, en 1495, los guanches sufrieron su derrota definitiva; y al lado de los castellanos seguían Guanarteme, Maninidra y Adargoma. Guanarteme no fue un traidor, como algunos dicen. Pactó con los Reyes Católicos, probablemente en un afán de librar de la masacre a su pueblo. Y en cierta manera lo consiguió”.

-Tenemos una historia apasionante. Y en muchas ocasiones se cuenta mal.
“Sí, pero todo está documentado o deducido adecuadamente. Yo estoy convencido de que el poblamiento de Canarias se inició desde el siglo IX a.C. y en La Graciosa se ha hallado material consolidado sobre un nivel cuaternario marino, datado en el 900 a.C. En Isla de Lobos se ha encontrado un yacimiento romano y un taller para la fabricación de púrpura, a partir de la tinta del burgado macho, con el consiguiente proceso posterior. ¿Cuándo? Pues entre el siglo I antes de Cristo y el I después de Cristo; y hablamos con los errores naturales que pueden desprenderse de cálculos tan lejanos”.

 


 

 

-Tus investigaciones trascienden las Islas Canarias.
“Bueno, sí, incluyen otras islas de la Macaronesia y países africanos. Pero me interesa muchísimo el origen de nuestro pueblo, su lengua, su cultura. Nuestro origen bereber se remonta a lo que era la Libia antigua en tiempos de los faraones egipcios, zona que tanto tiene que ver con nosotros, y a las luchas con Egipto, que fueron desplazando a muchos guerreros y familias que se refugiaron en Canarias”.
(Me olvidé contar a Paco que, en cierta ocasión, yo recibí una invitación de Muamar el Gadafi para visitar Libia. Recibí hasta el billete de avión, me dijeron que lo visitaría en su tienda del desierto, donde se encontraba orando. Me tradujeron al árabe el pasaporte y me entregaron un billete Madrid-Roma en la Embajada libia de Madrid; un billete de Alitalia, hasta Trípoli, con escala en Roma. Pero sólo de ida. Exteriores desaconsejó ese viaje. Al final no me animé a ir. Seguramente perdí el reportaje de mi vida).

-Tuviste la suerte de tener maestros extraordinarios.
“Hombre, pues sí. En el Oceanográfico trabajé con don Carmelo García Cabrera. En la Universidad de La Laguna, con don Telesforo Bravo. Y tuve mucho contacto con don Luis Diego Cuscoy, que en la universidad lo veían como un advenedizo porque era autodidacta. Todos, cada uno en su campo, realizaron labores extraordinarias”.

-En uno de tus libros dices que los guanches jugaban a las damas. ¿Es eso cierto?
“Sí. Descubrimos en 1987, en la zona de Izaña, unos grabados. Posteriormente, durante un viaje de investigación a Marruecos y el Sáhara, observamos a grupos de hombres recostados en la arena jugando con piedritas sobre figuras trazadas en la arena. ¡Y esas figuras eran idénticas a las halladas en Izaña y en el sur de Tenerife, entre otros lugares de Canarias!”.

-Esto que cuentas, y has reflejado en Guanches ayer, hoy canarios, hasta da idea de un interesante nivel cultural del pueblo guanche.
“Claro, estaban inmersos en el pastoreo y aprovechaban los momentos de descanso para desarrollar habilidades intelectuales, como el juego de las damas y otros que se han descrito por parte de varios investigadores”.

-Tantas veces nos olvidamos de que somos africanos, ¿no crees?
“Absolutamente. Culturalmente está claro que somos un pueblo europeo, pero geográficamente esto es África. Los pescadores de Tarfaya me han contado que en los días muy claros ellos ven las montañas de Fuerteventura. A Lanzarote y Fuerteventura llegaron los primeros pobladores, yo creo que mucho antes del cambio de era. Hay sólo 96 kilómetros desde la punta más cercana de Canarias a Tarfaya. Muchas veces olvidamos que vivimos al lado de ese continente”.

-Es verdad. Y también nuestra apasionante historia.

 

Podrán leer este artículo en 

Diario de Avisos

sábado, 22 de enero de 2022

Antonio Cubillo, intento de asesinato


El intento de asesinato a Antonio Cubillo

 

 Así contaba Antonio Cubillo la experiencia de la tentativa de su asesinato por parte del estado español.

 Tarde-noche del miercoles 5 de abril de 1978, Argelia. Ese día el gobierno español daba orden de asesinar a Antonio Cubillo.

Antonio, en su obligado exilio huyendo de las leyes colonialistas espanolas, llegaba a su residencia en un piso de la avenida de Pekín, en la localidad argelina de Almuradieh.  En el siguiente enlace podrás visitar dicha avenida:   Avda Pekín

Iba a tomar el ascensor cuando "Aparecieron dos personas vestidas de negro. Los saludé en francés. Pero, de repente se abalanzaron sobre mí", recuerda, para añadir. "Uno me cogió por detrás, mientras el otro me rajó literalmente con una navaja de arriba abajo".

De esta forma tan vil y miserable era apuñalado por dos mercenarios de los servicios secretos del gobierno espanol, el Secretario general del MPAIAC, Antonio Cubillo, Padre de la Patria Canaria.


"...Menos mal que en ese momento entró un vecino del cuarto, que se llamaba Okpi, un funcionario que medía dos metros.

Yo caí varios escalones, los dos agresores huyeron y Okpi me atendió. Recuerdo perfectamente que se me salieron las tripas y que yo mismo las sujeté y me las metí".

Cubillo se salvó, como él mismo dejó claro, "además de por la irrupción de Okpi en el edificio, porque aquella tarde se televisaba el partido de fútbol entre las selecciones de Argelia y Hungría y no había apenas nadie en la calle. La ambulancia pudo evacuarme a tiempo al no haber tráfico".

"Me quedé muy jodido, claro. Llevo desde entonces valiéndome de muletas por una parálisis parcial. Pero mire, aquí sigo".


 La agresión que en un principio es silenciada por el gobierno argelino durante 72 horas mientras ordenaban detener a todo español que viviera en Argel. En Canarias el intento de asesinato es conocida  tras ser difundida tres días después por la agencia, France Press. 




Antonio León Cubillo Ferreira, líder del Movimiento para la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario (Mpaiac), resultaba herido de gravedad al ser atacado por dos mercenarios contratados por el Gobierno español ocasionandole una paraplejia de la que nunca se recuperaría, obligándole a desplazarse en silla de ruedas. 

Los independentistas, capitaneados por Cubillo, habían abierto las vías política y terrorista tres años atrás, en un periodo de máxima tensión nacional: Franco había muerto, el país se enfrentaba a los murmullos continuos de los sables golpistas y, mientras, completaba una complicada transición hacia la democracia.

 

Aunque las decenas de atentados de las autoproclamadas Fuerzas Armadas Guanches fueron más bien esporádicos y apenas pasaban de causar daños materiales, esta actividad empezó a despertar preocupación entre las autoridades gubernativas. En medio, Argelia, agraviada por la decisión de España de vender el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, decidió responder dando cobertura al Mpaiac y autorizando las emisiones de la emisora de radio La Voz de Canarias Libre, dirigida por el propio Cubillo desde Argel.



Pero el hecho que hizo saltar las alarmas fue el proceso de descolonización iniciado por Cubillo con el apoyo de gran parte de los estados de la Organización de la Unidad Africana (OUA). De hecho, dos días después del atentado frustrado el líder del Mpaiac tenía previsto encontrarse en Roma con el ministro de Exteriores de Camerún y entonces secretario general de la OUA, William Eteki Mboumua, para desplazarse ambos a Nueva York a fin de exponer el caso de Canarias ante el Comité de Liberación de la ONU, que debía declarar el Archipiélago "territorio no autónomo".

"Siempre digo que nací aquel 5 de abril de 1978", comentaba Antonio en el año 2008.


 

 secretario general de la OUA, William Eteki Mboumua

 Operación Tierra Nueva

En el verano de 1990, José Luis Espinosa Pardo, un confidente de la policía española reclutado por el Ministerio del Interior, fue condenado por la Audiencia Nacional a 20 años de cárcel como organizador del frustrado asesinato de Antonio Cubillo, dentro de la que se denominó Operación Tierra Nueva.


Sin embargo, Espinosa no pasó más de seis años encarcelado. Lo organizó con el apoyo de los servicios secretos alemanes (el Gobierno alemán quería defender sus intereses en Canarias) y reclutó a los mercenarios Juan Antonio Alfonso González (antiguo militante del FRAP) y José Luis Cortés Rodríguez. Ambos fueron detenidos horas después del atentado y juzgados por el Consejo de Seguridad del Estado de Argelia. Alfonso, autor material, fue condenado a muerte y Cortés, a 20 años de prisión.

Luego fueron indultados y, después de pasar siete años en la cárcel, quedaron en libertad. Cubillo recordó que los dos "siguen vivos" y que Alfonso intentó pedirle perdón durante el proceso judicial. "Lo escuché, pero no le di la mano", recuerda.


Antonio tendría que esperar hasta 2003 para que la Audiencia Nacional reconociera y aprobara el infame atentado por parte del estado español concediendole una indemnización a su favor de 150.253,03 euros por la acción terrorista.

 


La voz de Antonio Cubillo







jueves, 20 de enero de 2022

El Pendón de la Conquista, Las Palmas 1984

 El Pendón de la Conquista, 

Las Palmas 1984

 


Tal vez muchos jóvenes que nos lean desconocen el por qué de esta foto.

Desde la conquista de nuestras islas, Canarias siempre fue considerada una colonia en las costas africanas con una cultura, historia y lengua muy diferente a las de los pueblos de España. De esta forma comenzaron a llegar cientos de comerciantes que pretendian explotar nuestra identidad al mejor postor. Se crearon hoteles que destruian costas y montañas, se creaban aeropuertos y todo tipo de negocios para el difrute turistico, turismo que dejaba sus divisas a los turoperadores de orígen y pocas mondas en nuestras islas.

Todo ello más el clima africano convirtió a las islas en una colonia amigable para visitar y vivir. 

En Abril de 1984 aún se sacaba el pendón de castilla a pasear por las calles de la capital de Gran Canaria, mostrando con ello el sometimiento de la población a la politica española (el pendón fue la bandera que trajeron los conquistadores para invadirnos, como hicieron los yankis en la Luna). Ese pendón solo se saca en los pueblos sometidos por las armas y en ninguna región española se hace ni se hizo nunca.

Para ubicar a los jovenes lectores, recordar que el 2 de diciembre de 1982 entraba a gobernar en espana el PSOE y aún eran épocas duras tanto en ese país como en Canarias pues al tren de la denominada "transición española" se habían subido muchos políticos fascistas de la antigua dictadura espanola. Recordemos también que muchísimos cargos policiales y militares aún añoraban el régimen anterior (El intento de Golpe de Estado por el coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, ocurrió el 23 de febrero de 1981).

El 29 de Abril de 1984, un grupo de jóvenes canarios se echaron a la calle cuando una serie de políticos traidores a Canarias paseaban el pendón por las calles de Las Palmas. Fue una época en la que el canario se alzaba contra la politica represiva del gobierno español.

Unas 50 personas con indumentaria de guerra de nuestros antepasados más antiguos se manifiestan en Las Palmas de Gran Canaria durante la procesión del Pendón de la conquista y la celebración del 501 aniversario de la incorporación de la isla a la Corona de Castilla.

El alcalde de Las Palmas era Juan Rodriguez Doreste, del PSOE.

Los manifestantes, algunos de los cuales aparecieron en el acto enseñando nuestra Bandera Nacional Canaria , lanzaron consignas a favor de la descolonización e independencia de Canarias y contra el yugo espanol.

La representación militar, presidida por un general del ejército español, abandonó el acto de inmediato al considerar que era objeto de provocaciones por parte de los manifestantes.

A partir de ese año y tras advertir el obispado que la representación eclesiástica se abstendría en el futuro de asistir al acto, la procesión del Pendón fue definitivamente suspendida.

Esta fue una victoria más contra el colonialismo español en una época de Glorioso patriotismo canario.




lunes, 17 de enero de 2022

Francisco García-Talavera, geólogo, paleontólogo y explorador

 

                           Francisco García-Talavera en la biblioteca de su casa. | FOTO TATO GONÇALVES

Artículo recuperado de la revista digital PELLAGOFIO numero 73 de marzo de 2019

Entrevista;  Yuri Millares

FOTO: TATO GONÇALVES 

 

“Por historia y hasta por genética somos macaronesios, pero no tenemos conciencia de serlo”, dice durante la entrevista en la que habla de sus últimos libros, así como del origen de los primeros habitantes de las islas Canarias y el poblamiento del continente americano por canarios obligados a emigrar en los siglos posteriores a la conquista. [Versión extensa de la entrevista publicada en la edición impresa de PELLAGOFIO nº 73 (2ª época, marzo 2019)].
 
 Su último libro, Macaronesia, historias y leyendas, comienza a distribuirse por las librerías de Canarias. Desde su paso por el Instituto Español de Oceanografía y, después, por el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, donde ha sido muchos años director y conservador, ha participado en numerosas campañas científicas tanto en las aguas como en la tierra firme de un espacio geográfico que se llama Macaronesia que, con esta publicación, pretende contribuir a la “hermandad de todos sus pueblos isleños”.
 
La Laguna nos recibe con lluvia y sol como preparándonos para conocer en persona al protagonista de numerosas campañas científicas por la cercana costa africana, la Macaronesia, Galápagos, la Antártida… ¡qué se yo! Entre miles de libros, máscaras africanas y otros recuerdos de viajes que sólo podemos imaginar, escuchar a Francisco García-Talavera es visualizar tanta diversidad cultural. Las fotos, cómo no, en su ingente biblioteca 
 
–Un territorio al que muy pocos de sus habitantes son conscientes de pertenecer. Para empezar, ¿qué es la Macaronesia?
 
–Es un conjunto de archipiélagos situado en el Atlántico oriental constituido por Azores, Madeira, las islas Salvajes (unas pequeñas islas más cerca de Canarias que de Madeira, exactamente a 90 millas al norte de Tenerife y a 160 millas de Madeira, pero que administrativamente pertenecen a Portugal) y después Canarias y Cabo Verde.


 

–¿Qué tienen en común?

–Comenzaron a llamarse Macaronesia a partir del siglo XIX, cuando el botánico Philip Barker Webb (coautor, junto a Sabino Berthelot, de la magna obra Historia Natural de las Islas Canarias) empezó a utilizar el término, apoyándose en los archipiélagos que ya habían sido nombrados en el Pacífico como la Melanesia, la Polinesia, la Micronesia y, en el Índico, la Indonesia. La etimología de Macaronesia es griega, viene de makáron que significa felicidad o bienaventuranza, y nesoi, que equivale islas. Por eso Polinesia (muchas islas), Micronesia (islas pequeñas), etc.

–Entonces somos…

–Somos macaronesios, unidos por la geografía, la historia, la cultura y hasta la genética y, como bien dices, desafortunadamente no tenemos conciencia de pertenecer a esta región interesantísima no sólo por sus valores biogeográficos (como la existencia de la laurisilva, que también hubo en Cabo Verde aunque la perdió, y de otras muchas especies de flora y fauna), sino bioestratégicos, como explico en el último capítulo de Macaronesia, historias y leyendas, un libro escrito pensando en la población que habita en estos archipiélagos hermanos, para que nos conozcamos un poco mejor.

–¿Somos sólo islas en medio de un océano, o también una prolongación más benigna en lo climático del gran desierto que tenemos… al lado, delante, detrás?

–Estamos enfrente, pero no tenemos nada que ver desde el punto de vista geológico, porque son islas surgidas de erupciones submarinas… y también, afortunadamente, en lo climático.

 –¿…Y en lo cultural, histórico, comercial?

–Desde otros puntos de vista, por supuesto que sí. Canarias es el archipiélago más cercano, estamos sólo a 96 kilómetros desde la punta de la Entallada (en Fuerteventura) a Tarfaya (Cabo Juby, en Marruecos). Precisamente en una expedición a esa localidad en 1985, hablando con pescadores de allí, aseguraban que en días muy claros veían las montañas de Fuerteventura. Casualmente, cuando estuve en la presentación del libro en Las Palmas de Gran Canaria [a finales de enero] vi Fuerteventura. Nunca antes la había visto. Y estando en Fuerteventura, isla que estuvimos recorriendo durante cuatro años un equipo científico del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, cuando dirigía la elaboración de la Carta Paleontológica en un convenio entre los cabildos de esta isla y de Tenerife, tampoco llegué a ver Gran Canaria.

–En Las Palmas hay un dicho popular que dice “si se ve Fuerteventura, lluvia segura”.

–Ah, mira. Pues eso fue hace poco, estaba el día clarísimo y le pregunté al taxista “¿eso qué es?” Y me dice: “Fuerteventura”.

–Yendo al libro, ¿qué hay de ciencia y qué hay de mitos en él?

 –Más que mitos, he escogido algunas cosas curiosas de cada archipiélago, como las monedas púnicas halladas en Azores, o los guanches llevados a los ingenios azucareros de Madeira. En el caso de las monedas que aparecieron en la pequeñita isla de Corvo (una de las más occidentales de las Azores, junto con Flores: ambas que se están alejando del continente porque están al oeste de la cordillera central atlántica y las placas tectónicas las están desplazando hacia América; mientras que el resto del archipiélago se está desplazando hacia el otro lado), unos expertos numismáticos las vieron y comprobaron que eran púnicas, o sea, cartaginesas. Hay quien no está de acuerdo, pero es muy posible que un temporal arrastrara a alguna nave fenicia o púnica hacia el interior del Atlántico, porque esos pueblos eran grandes navegantes y bordearon Portugal para dirigirse al norte hacia las Casitérides en busca de estaño. Mucho más tarde, fue así también como los portugueses descubrieron las Azores.

–Ah, toda una casualidad.

–Muchos de los descubrimientos portugueses se debe a sus embarcaciones y su pericia como navegantes. Tuvieron mucha influencia en Canarias, sobre todo después de la conquista. Por eso digo que la influencia portuguesa creó lazos genéticos en la Macaronesia. Muchos Gómez, López y González de Canarias son apellidos portugueses castellanizados (hay casi un centenar y medio). De Madeira y de Azores vinieron muchos, pero también del continente: fue el principal contingente de colonos que llegó después de la conquista, cuando la mayoría de los conquistadores siguieron para América o regresaron a España.


 

 “Quienes se quedaron fueron los que ayudaron a los conquistadores aquí, por ejemplo, los canarios (guanches de Gran Canaria) que contribuyeron a la conquista de Tenerife y fundaron Los Realejos; también muchos guanches de Tenerife los llevaron a Gran Canaria, en la política de aculturación y desarraigo que se llevó a cabo por parte de los conquistadores. La prueba lo tienes en apellidos como Tacoronte (localidad de Tenerife), que abunda hoy más en Gran Canaria, y Oramas, que hay más en Tenerife cuando procede de Doramas en Gran Canaria. Los colonos que vinieron después eran, principalmente, portugueses, porque el principal motor económico una vez acabada la conquista de Canarias fueron los ingenios de azúcar y ellos eran grandes especialistas.

“Los portugueses descubrieron Madeira en 1419 y llevaban ya años cultivando caña de azúcar cuando en 1483 se acabó de conquistar Gran Canaria, después La Palma y en 1496 Tenerife, las islas más pobladas (el archipiélago se tardó en conquistar casi un siglo). En ese lapso de tiempo los portugueses hacían razias en Canarias en busca de mano de obra esclava para sus ingenios en Madeira, islas que estaban muy poco pobladas. Junto a los cautivos guanches también se llevaban ganado (cabras). Muchos de estos esclavos se convirtieron en maestros en sus oficios y sus hijos y nietos volvieron a Canarias tras la conquista, ya con nombres y apellidos portugueses, con el gran contingente de trabajadores portugueses, sobre todo de Madeira, que vinieron a los ingenios azucareros. Otros guanches fueron empleados en Madeira y Porto Santo como pastores. El colectivo de guanches en Madeira llegó a ser tan numeroso que, a finales del siglo XV, representaban un problema y recibieron una orden de expulsión. Es algo que no se conoce mucho.

–¿Más curiosidades?

–Otra cosa de la que hablo en el libro es del Garoe, como llamaban al árbol santo de El Hierro los primeros que escribieron de él (y no Garoé). Este término lo comparo con la palabra con garúa o garuja, esa lluvia muy fina que en portugués medieval se llamaba garuja, expresión que escuché por primera vez (aunque en algunos sitios de Canarias también se utiliza) en una expedición a las islas Galápagos, cuando me decían “ahora es la época de la garúa”. ¿Qué garúa?, pregunté yo. “Esa lluvia muy finita”, me dijeron. Enseguida lo asocié con el Garoe: creo que es la primera vez que se asocian estas dos palabras que, a mi entender, están relacionadas.

–La huella de nuestra pisada isleña y su afán como investigador van mucho más allá del lugar donde nos ha puesto el mapa. ¿Dónde no ha habido canarios en el continente americano? Porque usted ha llegado más allá en su búsqueda de las habituales citas de canarios en Cuba, Venezuela, Uruguay o Florida (en Estados Unidos).

–No hay país americano donde los canarios no hayan dejado su huella. Han estado en todos lados, lo que pasa es que los más conocidos son esos. No es muy sabido que en Santo Domingo hay un barrio que se llama San Carlos de Tenerife, una población cerca de la capital fundada por canarios que llegó a tener miles de habitantes y después fue anexionada a la ciudad. Y como esa, varias poblaciones de la República Dominicana, Puerto Rico y otros países del Caribe. En el siglo XVIII se llevaban canarios por orden real para repoblar territorios y contrarrestar que se extendiera el poblamiento que, como en el caso de la isla La Española, hacían al norte los franceses (la actual Haití). En Uruguay, Montevideo lo fundaron familias canarias en 1724 para contener el avance de los portugueses del sur de Brasil (Colonia de Sacramento).

–Desde algo tan simple y dramático como huir del hambre hasta el “impuesto de la sangre”, ¿cuántas o cuáles han sido las causas que han llevado al canario a emigrar atravesando el Atlántico?

–Esas han sido las dos causas principales. El hambre o, más bien la escasez, es la principal, que coincide con las oleadas migratorias que provocan los cambios de ciclo económico de los monocultivos (el azúcar, la orchilla, el vino…). Y las migraciones forzadas por razones estratégicas, de la que se beneficiaron también las élites canarias que eran las que exportaban y por cada 100 toneladas de producto debían llevar cinco familias canarias. Esa doble necesidad, repoblar y la escasez de recursos en sus islas, llevó a los canarios a tierras americanas.

–Si miramos en dirección contraria a la de nuestras migraciones y mestizajes: también llegamos por mar a Canarias desde el continente africano. ¿Cuál fue ese recorrido previo? ¿De dónde vinimos?

–Eso lo cuento en otro libro, Guanches ayer, hoy canarios. Aunque Canarias no tiene nada que ver desde el punto de vista geológico con el continente africano, en lo antropológico, etnográfico y lingüístico está más que demostrado que los guanches son de origen líbico-bereber y procedían del vecino continente. Yo llevo años empleando ese término (y no el de bereber o amazigh solo), porque en la época de los faraones, en el antiguo Egipto, ellos llamaban libios a todas las poblaciones que estaba al oeste del Nilo, lo que coincide ahora con el Magreb hasta el Atlántico, todo ese norte de África.

“Los libios eran unos guerreros bastante importantes y sufrieron también la necesidad de emigrar hacia el este en dirección al fértil Nilo 4.500 años atrás por la desertización del Sahara, que hace 9.000 años era un vergel. Ramsés II que fue el que más peleó con los libios y casi siempre les ganaba las batallas porque sus ejércitos estaban mejor organizados y mejor armados. Pero las oleadas siguieron y consiguieron establecerse en el norte de Egipto, llegando a haber dos dinastías líbico-bereberes, la XXI y la XXII, que reinaron durante dos siglos. Una relación que, en sentido inverso, podría explicar las momificaciones entre los guanches: los que llegaron a Canarias fueron libios que se desplazaron hacia el oeste, hacia una costa que podía ofrecer más recursos que el interior en plena desertización.

“Mi hipótesis es que ellos llegaron por sus propios medios hace más de 3.000 años con embarcaciones rudimentarias, al menos al principio, a que incluía al Fuerteventura y de ahí a Lanzarote (que hace 20.000 años, por cierto, eran una sola isla de cinco mil kilómetros cuadrados que incluía al archipiélago Chinijo, pues el nivel del mar estaba 120 metros más abajo en ese momento de la última glaciación, que cubrió el norte de Europa bajo un casquete de hielo de dos kilómetros de espesor). Y desde estas islas pasaron, sucesivamente, a las otras en un primer poblamiento. Inscripciones líbico-bereberes hay en todas las islas, que es el tifinagh que evolucionado utilizan ahora los tuaregs.

–Terminamos, un recuerdo dulce entre tantas expediciones y viajes.

–Tengo muchos, pero un recuerdo dulce y emocionante para mí ocurrió en Uruguay, cuando en Montevideo, invitado por la Sociedad Islas Canarias, di una conferencia sobre las relaciones de Canarias con América y la fundación de Montevideo, a la que fue mucha gente mayor: ver a aquellas señoras tan receptivas y emocionadas, con lágrimas en los ojos, me conmovió. El canario, cuando está fuera, siente una añoranza muy grande y cuando piensa en su tierra se emociona. Pues yo sentí eso.

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