En 1477, Hernán Peraza
el Joven tomaba posesión del señorío insular de La Gomera.
Había llegado a un pacto con los gomeros y ese pacto consistía en tratarlos como hermanos. Los pactos solían realizarse mediante el ritual simbólico de beber leche del mismo gánigo, una especie de vasija de barro.
Pero aún con dicho pacto, el miserable castellano abusaba de los isleños haciendo negocio con ellos vendiéndolos como esclavos.
Esta situación tendría un final trágico en el invierno de 1488 cuando los gomeros, hartos por las humillaciones a las que eran sometido, decidieron rebelarse y alzarse contra los colonos y la corona de Castilla.
Los jefes isleños, entre los que destacaba el anciano Hupalupu (Cabellos Largos), fueron convocados en un roque cercano a la costa de Taguluche (rebautizado posteriormente el lugar como "Baja del Secreto"), y decidieron hacer prisionero a Hernán Peraza y romper así con la falsa alianza que les unia al gobierno señorial.
La "Baja del Secreto" es lo que en la actualidad se denomina Valle Gran Rey el lugar donde se encuentra el monumento de la foto.
Hernán Peraza se había ganado odio y el desprecio de todos los isleños y Abreu Galindo así lo describió en su obra:
"...se avenía mal con sus vasallos, tratándolos con rigor y aspereza, deseándole los amigos y enemigos todo mal»
Hernán Peraza que estaba casado con Beatriz de Bobadilla, la joven déspota de apenas 22 años y amiga de Isabel de Castilla, mantenía relaciones sexuales con una joven gomera conocida como Yballa (apartada, separada), quien, por el pacto sellado años atrás se suponía que era su hermana y como tal debería haberla respetada. Ese acto ya era motivo de indignación y repudio entre los isleños y esa fue la ocasión perfecta que aprovecharían los gomeros para romper el pacto de hermandad.
Tras la reunión secreta en Taguluche, surgió un voluntario que se encargaría de hacer prisionero a Peraza, se trataba de un joven pastor llamado Hautacuperche (Nacido con buen Presagio), y bautizado como Pedro Hautacuperche que era pariente de Yballa.
En esa reunión habían decidido confiarle la misión pues conocían de su indignación y su parentesco con la jóven y porque conocía la zona a la perfección ya que solía llevar su ganado a pastorear en la zona de Asysele, en el término de Guahedun. En ese lugar habían unas cuevas donde todos sabían que se escondían Peraza con la joven gomera en los momentos de pasión. Hupalupu lo acompañaría junto a varios gomeros más para ayudarlo en la misión encomendada, pero Hautacuperche y el resto de sus acompañantes, al ser más jovenes y ágiles, pronto adelantarían al anciano.
Abreu Galido explica así la situación:
"vn moso que se decía Pedro Hautacuperche que guardaba su ganado en Aseysele, en el termíno de Guachedun, y paríente dela mosa»
Mientras tanto, en las cuevas de Guahedun Yballa llegaba acompañada de una anciana de la tribu. Allí, como otras veces, recibiría a Hernán Peraza que solía venir escoltado por un paje y un escudero.
Confiado, Peraza envió a sus acompañantes a otra cueva para introducirse él en la de Yballa. Normalmente solían hacerlo y no desconfiaba de ningún peligro.
Por fuera de la cueva, la anciana vió venir a lo lejos al grupo de gomeros que venían a prender al amante de su señora y con una corta frase la puso sobre aviso.
Continúa Abreu Galindo:
"... a esta voz salio Yballa y dicele en su lengua estas palabras, ajeliles, juxaques, aventamares, que significan; huie que estos ban por ti"
la traducción más exacta sería: "escapa del hombre, el guerrero feroz tiene una misión, y sube la linde baja".
El castellano salió corriendo de la cueva disfrazado con una saya. La saya consiste en unas faldas ajustadas a la cintura, una cae a los pies, la otra se sube por la espalda hasta cubrir la cabeza.
Pero, en lugar de callar, la anciana lo delató a los jovenes gomeros y Hernán Peraza no tuvo más remedio que regresar al interior, vestirse de caballero y salir de nuevo, espada en mano, para encarar su destino.
Mientras que un grupo de gomeros se habian situado alrededor de la cueva para impedir su huída Pedro Hautacuperche se encaramó a la parte alta de la misma y, con una asta afilada como dardo, con un hierro de dos palmos; se lo arrojó con todas sus fuerzas entrando certeramente por entre las corazas y el pescuezo, atravezadolo de arriba abajo y callendo muerto al momento. Envalentonados por el éxito conseguido, fueron a buscar al escudero y al paje y los mataron allí mismo.
Así lo describiría Abreu Galindo:
"Estaba encima [de la cueva] Pedro Hautacuperche, con una asta como dardo, con un hierro de dos palmos; y arrojándosela, metió por entre las corazas y el pescuezo, que lo pasó de arriba abajo, y luego cayó allí muerto. Mataron también al escudero y al paje que había llevado consigo"
De esta manera, lo que debería haber sido un prendimiento se convirtió en una ejecución. Cuando Hupalupu llegó al lugar, lloró al comprender que, con la muerte del tirano, la desdicha de los gomeros no había hecho más que empezar.
El pacto se había roto y por toda la Isla pudo oirse, de boca en boca y según cuenta Abreu Galindo, la siguiente frase:
"Los gomeros que mataron a Hernan Perasa, subidos en los serros decían ensu lengua, ya el ganígo de Guahedun se quebro, y ganígo es como casuela grande de barro en que comen muchos juntos"
Tras enterrar a su marido, Beatriz de Bobadilla se encerró en la Torre junto con sus hijos sabía que los gomeros no tardarían en cercarla con la intención de prenderla o matarla pues ella era la mujer de quien tanto daño les había causado.
Los gomeros estaban alzados contra la tiranía colonial y no pensaban parar en la lucha por su libertad, así que el asedio duró varios días y en él también participó Hautacuperche.
Los gomeros alzados, intentaron a toda costa entrar la torre pero los castellanos, desde dentro, se defendían lanzandoles piedras y ballestas.
Sigue contando Abreu Galindo:
"Procurando los cercadores entrar la torre, los de dentro se defendieron con ánimo, tirando piedras, y con ballestas que tenían dentro. Hautacuperche, matador de Hernán Peraza, era tan ligero, que las saetas que le tiraban, recogía con la mano y se desviaba; y era el que más prisa daba a entrar la torre".
Viendo Alonso Docampo que no lo podían matar, armó una ballesta de garrucha, y hizo que Antonio de la Peña se subiese en el terrado de la torre con otra ballesta y le amagase cuando acometiesen, para descuidarlo; y él, por debajo, por una saetera, le tiró y le dió por el costado con un pasador, y cayó muerto".
Hautacuperche había caído luchando por la libertad de su pueblo.
Tras ver caer muerto a su líder, los gomeros se asustaron y corrieron desorientados. Acabarían refugiandose en el alto Garagonoche.
Beatriz de Bobadilla envió urgentemente un mensajero a Gran Canaria para dar aviso a Pedro de Vera, por entonces Gobernador de la isla.
Cuando sus tropas acudieron en ayuda de los colonos de la Gomera, la represión y la venganza por la muerte de Hernán Peraza sería terrible.
La venganza de Beatriz de Bobadilla es uno de los hechos más crueles y sangrientos de la historia colonia de La Gomera y de toda Canarias pues mandó a perseguir y asesinar a todos los varones mayores de 15 años de las tribus de Orone y Mulagua.
Tras esos asesinatos, el colonialismo, no quedando satisfecho de su crueldad, comenzó una propaganda de odio y desprecio hacia los gomeros la cual ha llegado hasta nuestros días. De ese odio vienen los famosos chistes gomeros así como la fama vagos y torpes. Todo ello con el claro propósito de acabar con ellos sicológicamente.
Los gomeros durante siglos han soportado esta cruz en silencio, resignados pero tras los ultimos incendios acaecidos en la isla, durante el año 2012, su coraje y lucha estan volviendo a sobresalir oponiendose a los dictados de los caciques y políticos de turno.
Había llegado a un pacto con los gomeros y ese pacto consistía en tratarlos como hermanos. Los pactos solían realizarse mediante el ritual simbólico de beber leche del mismo gánigo, una especie de vasija de barro.
Pero aún con dicho pacto, el miserable castellano abusaba de los isleños haciendo negocio con ellos vendiéndolos como esclavos.
LA GOMERA
Esta situación tendría un final trágico en el invierno de 1488 cuando los gomeros, hartos por las humillaciones a las que eran sometido, decidieron rebelarse y alzarse contra los colonos y la corona de Castilla.
Los jefes isleños, entre los que destacaba el anciano Hupalupu (Cabellos Largos), fueron convocados en un roque cercano a la costa de Taguluche (rebautizado posteriormente el lugar como "Baja del Secreto"), y decidieron hacer prisionero a Hernán Peraza y romper así con la falsa alianza que les unia al gobierno señorial.
La "Baja del Secreto" es lo que en la actualidad se denomina Valle Gran Rey el lugar donde se encuentra el monumento de la foto.
Hernán Peraza se había ganado odio y el desprecio de todos los isleños y Abreu Galindo así lo describió en su obra:
"...se avenía mal con sus vasallos, tratándolos con rigor y aspereza, deseándole los amigos y enemigos todo mal»
Hernán Peraza que estaba casado con Beatriz de Bobadilla, la joven déspota de apenas 22 años y amiga de Isabel de Castilla, mantenía relaciones sexuales con una joven gomera conocida como Yballa (apartada, separada), quien, por el pacto sellado años atrás se suponía que era su hermana y como tal debería haberla respetada. Ese acto ya era motivo de indignación y repudio entre los isleños y esa fue la ocasión perfecta que aprovecharían los gomeros para romper el pacto de hermandad.
Beatriz de Bobadilla
Tras la reunión secreta en Taguluche, surgió un voluntario que se encargaría de hacer prisionero a Peraza, se trataba de un joven pastor llamado Hautacuperche (Nacido con buen Presagio), y bautizado como Pedro Hautacuperche que era pariente de Yballa.
En esa reunión habían decidido confiarle la misión pues conocían de su indignación y su parentesco con la jóven y porque conocía la zona a la perfección ya que solía llevar su ganado a pastorear en la zona de Asysele, en el término de Guahedun. En ese lugar habían unas cuevas donde todos sabían que se escondían Peraza con la joven gomera en los momentos de pasión. Hupalupu lo acompañaría junto a varios gomeros más para ayudarlo en la misión encomendada, pero Hautacuperche y el resto de sus acompañantes, al ser más jovenes y ágiles, pronto adelantarían al anciano.
Abreu Galido explica así la situación:
"vn moso que se decía Pedro Hautacuperche que guardaba su ganado en Aseysele, en el termíno de Guachedun, y paríente dela mosa»
Mientras tanto, en las cuevas de Guahedun Yballa llegaba acompañada de una anciana de la tribu. Allí, como otras veces, recibiría a Hernán Peraza que solía venir escoltado por un paje y un escudero.
Confiado, Peraza envió a sus acompañantes a otra cueva para introducirse él en la de Yballa. Normalmente solían hacerlo y no desconfiaba de ningún peligro.
Cueva de guahedum en la actualidad
Por fuera de la cueva, la anciana vió venir a lo lejos al grupo de gomeros que venían a prender al amante de su señora y con una corta frase la puso sobre aviso.
Continúa Abreu Galindo:
"... a esta voz salio Yballa y dicele en su lengua estas palabras, ajeliles, juxaques, aventamares, que significan; huie que estos ban por ti"
la traducción más exacta sería: "escapa del hombre, el guerrero feroz tiene una misión, y sube la linde baja".
El castellano salió corriendo de la cueva disfrazado con una saya. La saya consiste en unas faldas ajustadas a la cintura, una cae a los pies, la otra se sube por la espalda hasta cubrir la cabeza.
Pero, en lugar de callar, la anciana lo delató a los jovenes gomeros y Hernán Peraza no tuvo más remedio que regresar al interior, vestirse de caballero y salir de nuevo, espada en mano, para encarar su destino.
Mientras que un grupo de gomeros se habian situado alrededor de la cueva para impedir su huída Pedro Hautacuperche se encaramó a la parte alta de la misma y, con una asta afilada como dardo, con un hierro de dos palmos; se lo arrojó con todas sus fuerzas entrando certeramente por entre las corazas y el pescuezo, atravezadolo de arriba abajo y callendo muerto al momento. Envalentonados por el éxito conseguido, fueron a buscar al escudero y al paje y los mataron allí mismo.
Así lo describiría Abreu Galindo:
"Estaba encima [de la cueva] Pedro Hautacuperche, con una asta como dardo, con un hierro de dos palmos; y arrojándosela, metió por entre las corazas y el pescuezo, que lo pasó de arriba abajo, y luego cayó allí muerto. Mataron también al escudero y al paje que había llevado consigo"
De esta manera, lo que debería haber sido un prendimiento se convirtió en una ejecución. Cuando Hupalupu llegó al lugar, lloró al comprender que, con la muerte del tirano, la desdicha de los gomeros no había hecho más que empezar.
El pacto se había roto y por toda la Isla pudo oirse, de boca en boca y según cuenta Abreu Galindo, la siguiente frase:
"Los gomeros que mataron a Hernan Perasa, subidos en los serros decían ensu lengua, ya el ganígo de Guahedun se quebro, y ganígo es como casuela grande de barro en que comen muchos juntos"
Tras enterrar a su marido, Beatriz de Bobadilla se encerró en la Torre junto con sus hijos sabía que los gomeros no tardarían en cercarla con la intención de prenderla o matarla pues ella era la mujer de quien tanto daño les había causado.
1920- La tristemente recordada torre del conde
Los gomeros estaban alzados contra la tiranía colonial y no pensaban parar en la lucha por su libertad, así que el asedio duró varios días y en él también participó Hautacuperche.
Los gomeros alzados, intentaron a toda costa entrar la torre pero los castellanos, desde dentro, se defendían lanzandoles piedras y ballestas.
Sigue contando Abreu Galindo:
"Procurando los cercadores entrar la torre, los de dentro se defendieron con ánimo, tirando piedras, y con ballestas que tenían dentro. Hautacuperche, matador de Hernán Peraza, era tan ligero, que las saetas que le tiraban, recogía con la mano y se desviaba; y era el que más prisa daba a entrar la torre".
Viendo Alonso Docampo que no lo podían matar, armó una ballesta de garrucha, y hizo que Antonio de la Peña se subiese en el terrado de la torre con otra ballesta y le amagase cuando acometiesen, para descuidarlo; y él, por debajo, por una saetera, le tiró y le dió por el costado con un pasador, y cayó muerto".
Hautacuperche había caído luchando por la libertad de su pueblo.
Tras ver caer muerto a su líder, los gomeros se asustaron y corrieron desorientados. Acabarían refugiandose en el alto Garagonoche.
Beatriz de Bobadilla envió urgentemente un mensajero a Gran Canaria para dar aviso a Pedro de Vera, por entonces Gobernador de la isla.
Cuando sus tropas acudieron en ayuda de los colonos de la Gomera, la represión y la venganza por la muerte de Hernán Peraza sería terrible.
La venganza de Beatriz de Bobadilla es uno de los hechos más crueles y sangrientos de la historia colonia de La Gomera y de toda Canarias pues mandó a perseguir y asesinar a todos los varones mayores de 15 años de las tribus de Orone y Mulagua.
Tras esos asesinatos, el colonialismo, no quedando satisfecho de su crueldad, comenzó una propaganda de odio y desprecio hacia los gomeros la cual ha llegado hasta nuestros días. De ese odio vienen los famosos chistes gomeros así como la fama vagos y torpes. Todo ello con el claro propósito de acabar con ellos sicológicamente.
Los gomeros durante siglos han soportado esta cruz en silencio, resignados pero tras los ultimos incendios acaecidos en la isla, durante el año 2012, su coraje y lucha estan volviendo a sobresalir oponiendose a los dictados de los caciques y políticos de turno.
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