Cartel de la calle San Lucas, Santa Cruz de Tenerife
El 5 de Octubre 1867 nacía en la calle San Lucas de Santa Cruz de Tenerife, Secundino Delgado Rodríguez. Años más tarde a dicha calle se la conocería popularmente como "calle de la masonería" debido a la creación, en 1895, del Templo Masónico.
Centro Masónico, Santa Cruz de Tenerife
Secundino fue bautizado en la parroquia de la Concepción el 13 de octubre de ese mismo año. En el bautizo estuvieron presentes, aparte de su padres y hermanos, sus abuelos paternos Dámaso Delgado y Ascensión del Castillo que eran laguneros. También sus abuelos maternos, Pedro Rodríguez y Cipriana Hernández, originarios de Adeje. Y su madrina fue su propia hermana Altagracia Delgado. Lamentablemente no existe ningún tipo de placa en la parroquia que indique tal bautizo salvo en los libros oficiales.
Iglesia de la Concepción. Santa Cruz de Tenerife, 1900
Hijo de una familia modesta su padre, herrero de profesión, se llamaba Secundino Delgado del Castillo y era natural de Aguere y su madre María Rodríguez Hernández era natural de Adeje. El hogar de Secundino, aunque humilde, estaba lleno de vida pues aparte de él tenía siete hermanos más (cuatro varones y tres hembras).
Secundino Delgado nunca pensaría que su vida dejaría honda huella en Cuba, España, Venezuela, EE.UU y Canarias. Veamos los motivos.
Secundino Delgado nunca pensaría que su vida dejaría honda huella en Cuba, España, Venezuela, EE.UU y Canarias. Veamos los motivos.
Imagen retrato de Secundino Delgado
Secundino vivió hasta su muerte según sus convicciones anarquistas, independentistas y nacionalistas y por ellas luchó, fue perseguido y cumplió condena en la cárcel Modelo de Madrid, España. También fue admirado y sirvió de inspiración para muchas personas sentando las bases para varios movimientos políticos que hoy en día siguen en pie en Canarias. Fue el Padre del Nacionalismo Canario.
Su juventud transcurrió a caballo entre dos siglos, el XIX y el XX y vivió una etapa histórica de muchos cambios a nivel mundial. Por esa época la gran mayoría de población isleña era analfabeta. En Tenerife comenzaban a surgir las primeras organizaciones obreras y asociaciones de trabajadores pero que no eran como se las conoce hoy en día pues tenían una influencia y moral muy cristiana. Sus dirigentes y miembros, en lugar de obreros solían ser comerciantes católicos y pequeños caciques y colonos que colaboraban y participaban en dichas asociaciones como simple acto de caridad y no como una auténtica lucha de clase.
A principios de 1880 se produce en Canarias la crisis de la cochinilla al bajar la demanda de este tipo de tintes provocó que una gran parte de la población canaria se viese obligada a emigrar a Cuba y Venezuela.
Canarios 1880
En diciembre de 1883 moría su padre, con apenas 51 años, a consecuencia de una neumonía. A partir de su fallecimiento vendrían años de penuria a su familia pues su padre era el único sustento para sacarlos a todos adelante.
En 1885, tras pasar por momentos de mucha desesperación económica por no encontrar medios de ingresos suficientes para mantener a su madre y hermanos Secundino Delgado, con apenas 14 años, decide emigrar a Cuba.
Barco cargado de Canarios y Españoles rumbo a Cuba
Como él mismo escribiría años más tarde "... salí de Tenerife a los catorce años, en una barca velera, que después se perdió en las costas de Nueva York y que mandaba el capitán Savoié. Desde allí arribé a Cuba, donde viví un año en La Habana en muy buena armonía con los cubanos, cuyo carácter contrastaba con el pretencioso de los españoles”.
Puerto de la Habana
La Habana de 1880 era una ciudad colonial que brillaba con luz propia, una ciudad que cuando despertaba de la siesta, saltaba a la calle con fuerza, alegría y vida al igual que los fuegos artificiales en una silenciosa noche de verano. La Habana era una ciudad en continuo crecimiento en la que cientos de personas paseaban por las calles unos de compras otros buscando trabajo y otros simplemente disfrutando de sus frescos atardeceres.
Calle de la Habana
Gentes venidas de todas partes de España y Canarias llenaban las tranquilas calles asfaltadas solo con una suave y aterciopelada arena de playa dejando paso a algún que otro carruaje que al avanzar marcaban, sobre la misma, las huellas de sus enormes ruedas creando multiples dibujos en todas direcciones. La música afro-caribeña sonaba en las esquinas envolviéndo y embriagándolo todo. Y el blanco de los ropajes, para combatir el intenso calor del mediodía, contrastaba con el negro de piel de muchos africanos llevados en la época de la esclavitud. Razas blancas y negras, campesinos, militares, comerciantes, ladronzuelos... todos convivían en una Cuba que parecía más un pequeño continente que una isla. Luz, vida alegría... todo entremezclado con el olor a mar y a ron embriagaba al turista nada más pisar tierra en el puerto de La Habana.
Calle de la Habana
Pero no todo era alegría. Cuba seguía siendo una colonia española y sus campesinos luchaban en los montes y campos por su independencia. La tribu Mambí era la más belicosa y la que más quebraderos de cabeza daban al ejército español. El gran vecino yanki codiciaba quedarse con ese territorio pues lo consideraba suyo y se habían fijado el objetivo de expulsar de él a España pero tampoco les interesaba una guerra abierta con ningún país Europeo por lo que preferían apoyar a los alzados en su lucha por la independencia.
El Capitan General de Cuba, Valeriano Weyler, era un militar de los llamados "de la vieja escuela" e imponía sus propias leyes para luchar contra cualquier tipo de sublevación y para ello no le importaba someter a sangre y fuego a todos los civiles aunque fuesen niños inocentes. Famosos fueron sus crueles campos de reconcentración creados 40 años antes que los creados por los Nazis de la Alemania Hitleriana. Con esos campos pretendía controlar a los campesinos cubanos para que no suministrasen alimentos ni armas a los rebeldes encerrándolos hacinados en pabellones de madera de donde no podían huir pues alambradas con púas lo evitaban. La consecuencia fue que los terrenos cultivables se abandonaron y llegó la penuria a la isla al no haber alimentos.
Resultados de la Reconcentración Weyler
Días más tarde de tomar tierra, Secundino palpó el miedo en la población cubana y ni lo dudó un segundo. Contactó con miembros del movimiento de liberación, grupos Mambís de La Habana. Aunque no participó en actos violentos ni de sangre, sí comenzó a colaborar en una imprenta y redactando artículos a favor de la lucha por la independencia.
Valeriano Weyler
Los yankis, que llevaban tiempo tanteando la posibilidad de un ataque más directo contra las tropas españolas, colocaron una bomba cerca de la capitanía general española de la Habana. Cuando hizo explosión comentaron los diarios de la época que "...Weyler estaba en el retrete y salió salpicado de mierda". Pero las sospechas por parte del Capitán General de Cuba, Valeriano Weyler, recayeron erróneamente sobre Secundino Delgado.
Puesta en busca y captura su cabeza por Weyler, Secundino decide huir de la isla y establecerse en los Estados Unidos (concretamente en Tampa, Florida). Allí trabajará en una fábrica de tabacos y participará en la creación y redacción del periódico obrero "El Esclavo", semanario de ideología anarquista que defendía la independencia de Cuba y cuyo primer número fue publicado el 9 de Junio de 1894. Ese nombre lo dio por el sentimiento de esclavitud que sintió al ver a cientos y cientos de personas trabajando en silencio y con la cabeza gacha sobre la mesa de trabajo.
Puesta en busca y captura su cabeza por Weyler, Secundino decide huir de la isla y establecerse en los Estados Unidos (concretamente en Tampa, Florida). Allí trabajará en una fábrica de tabacos y participará en la creación y redacción del periódico obrero "El Esclavo", semanario de ideología anarquista que defendía la independencia de Cuba y cuyo primer número fue publicado el 9 de Junio de 1894. Ese nombre lo dio por el sentimiento de esclavitud que sintió al ver a cientos y cientos de personas trabajando en silencio y con la cabeza gacha sobre la mesa de trabajo.
Las lecturas en las fábricas, para atenuar el duro trabajo.
A la edad de 24 se casa con la ciudadana americana Mary Triff con la que tendría dos hijos, Darwin y Lilia.
En 1895 Secundino participará activamente en la huelga de tabaqueros de Tampa, siendo considerado uno de los cabecillas del conflicto, razón por la cual será detenido junto a otros activistas.
Una vez en libertad se traslada a Cayo Hueso y desde allí decide regresar a La Habana. Sabia que el General Weyler había sido destinado a España y por ese motivo se atrevió a volver. En la capital cubana trabajará durante varios meses como herrero en una empresa de transportes continuando también su actividad política (razón por la cual será despedido). Desde España Weyler, enterado de su presencia en la isla, da orden a las autoridades militares de que apresen a Secundino, acusandolo de la elaboración y colocación del explosivo utilizado en el atentado contra la Capitanía General de La Habana. Una falsa acusación pues nunca lo pudo demostrar. Weyler se obsesionó con Secundino y no pararía hasta verlo preso.
Intentando huir de la persecusión a la que fue sometido por las autoridades españolas en Cuba, decide, en 1896, regresar a Canarias, residiendo unos meses en Guimar, Tenerife, exactamente en la calle La Laguna número 38 propiedad de su madre.
calle La Laguna número 38 en la actualidad
Pero allí recibió aviso de que el carnicero Weyler, que olfateaba todos sus pasos y que ahora era ministro de la guerra, había descubierto su llegada a la isla y pretendía detenerlo nuevamente por lo que se vio obligado a volver a emigrar para salvar nuevamente su vida, esta vez en dirección a Caracas, Venezuela.
En el viaje hacia Venezuela, decide dedicar plenamente su lucha hacia la independencia de Canarias, aplicando la idea de “liberación de las naciones oprimidas”.
En 1897, ya viviendo en Caracas, Secundino contacta con la colonia canaria que allí residía, con objeto de organizar un movimiento independentista canario y difundir sus ideas de liberación. Para ello contacta con José Esteban Guerra Zerpa, que había trabajado en el periódico "El Time" y quien también fue fundador de "el Diario de Avisos". Esteban procedía de la pequeña burguesía republicana de La Palma.
José Esteban Guerra Zerpa
Es entonces cuando surge nuevamente la necesidad, como en Tampa, de crear una revista y así nacerá la revista "el Guanche", con una marcada ideología independentista, con Secundino como director-redactor y José Esteban Guerra Zerpa como Redactor Administrador. La revista tendrá como lema “sólo por las Canarias y para los canarios”.
El 18 de noviembre de 1897, en Caracas, saldría el número 1 con una periodicidad quincenal. Como él mismo escribiría "... en Venezuela traté de organizar una expedición revolucionaria, pero no lo logré". Ese primer número, de 8 páginas, estaba compuesto por 5 artículos.
El 18 de noviembre de 1897, en Caracas, saldría el número 1 con una periodicidad quincenal. Como él mismo escribiría "... en Venezuela traté de organizar una expedición revolucionaria, pero no lo logré". Ese primer número, de 8 páginas, estaba compuesto por 5 artículos.
La revista el Guanche hace continuos llamamientos a los canarios a no participar en el ejército español. El Guanche no tuvo una difusión muy amplia, sin embargo causará una cierta preocupación en Venezuela, siendo encarcelado por las propias autoridades del pais tras la protesta del embajador español. El Guanche seguirá sin embargo publicando algunos números más, con la dirección ahora de José Estaban Guerra Zerpa. Weyler estaba detrás de las presiones.
En uno de los artículos de dicha revista escribiría... "Tu emancipación y el mejoramiento de tu patria no lo esperes de esos sabios de librea que asisten a las Cortes para hacer la venia al amo. Es el mismo pueblo el que debe moverse”.
En 1898 El gobierno venezolano expulsó a Secundino del país aplicando la ley que prohibía a cualquier extranjero el participar en actividades políticas. Antes de poner rumbo a Canarias, decidió pasar antes por la Habana y nacionalizarse ciudadano Cubano para evitar posibles represalias por parte del gobierno español. Cuba ya era era libre del yugo español, pero había caído en el yugo americano. Así, regresaría nuevamente a Canarias con su nueva nacionalidad.
Mientras todo esto ocurría, en Canarias entrábamos en el siglo XX. 1900 traería muchos cambios en nuestra tierra. Crecería el movimiento portuario especialmente en las dos capitales. Comienza a introducirse el plátano y el tomate como nuevos cultivos y comienzan a surgir auténticos movimientos obreros. Se crearía la Asociación Obrera de Canarias, y su órgano de expresión, el periódico "El Obrero". José Cabrera Díaz será el presidente de dicha asociación, en la que también participará Secundino Delgado.
En "El Diario de Las Palmas", en su edición del día 28 de agosto de 1901 se podía leer: "El periódico "El Obrero" de Santa Cruz, aboga, y ya ha empezado a hacer campaña en tal sentido nombrándose una comisión que redacte las bases, por la constitución en aquella Capital de un partido autonomista, y pide que la Provincia de Canarias tenga cuerpos legislativos particulares y ejecutivos, con un gobernador general a quien auxilie el Consejo ejecutivo o gabinete, apoyado por la mayoría de la Asamblea”.
También, en el periódico "La Patria" de Las Palmas de Gran Canaria, en su edición de 30 de septiembre de mismo año, apuntaba: " El Obrero de Santa Cruz ha iniciado una campaña para la fundación de un partido autonomista canario. También aboga porque se creen en esta provincia cuerpos legislativos y ejecutivos y un gobernador general: O lo que es lo mismo, según entendemos nosotros: por la autonomía completa de Canarias. Lo que no sabemos es si con el protectorado de España”.
El PPA se declaraba autonomista negando en varias ocasiones que fuese una organización que defendiese la independencia de Canarias. Miembros del partido, como Jesús de Felipe Redondo, llegan a negar el carácter nacionalista del PPA, si bien admitía que en él habían algunos nacionalistas como Secundino Delgado.
Ese mismo año de 1901, el PPA se presenta a las elecciones municipales pero no logra los resultados esperados obteniendo un solo concejal en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Tras el fracaso electoral, la Asociación Obrera de Canarias se desvinculará totalmente del Partido Popular Autonomista.
Secundino Delgado, se ve por ello privado del órgano de expresión de la Asociación, "El Obrero" así que decide fundar el periódico ¡Vacaguaré!, el cual tendrá una tirada muy corta debido a la persecución por parte de los militares. Los redactores de este nuevo periódico eran Secundino Delgado y Manuel Déniz, con algunas colaboraciones de José Cabrera Díaz.
En sus escritos publicados en ¡Vacaguaré!, Secundino procurará ocultar su desilusión por la ingratitud mostrada por su pueblo. Sus escritos, cada vez más duros, cambian de estilo y hace incapié en la repulsión al "peninsular", ya que éste representa el colonizador que somete a la nación canaria y ensalza la figura del guanche habitante de las islas a la llegada de los castellanos en el siglo XIV. El "guanchismo" se va a convertir en elemento identificador del concepto "nación canaria”.
El 31 de marzo 1902 el capitán general de Canarias, Adolfo Rodríguez, remitió al ministro de la guerra, Sagasta, un telegrama cifrado en el que le contaba de la aparición, el 23 de ese mes, del primer número del periódico "... de intencionado título en sentido autonomista y algún rasgo separatista, siendo alma Secundino Delgado Rodríguez…".
En la mañana del 2 de marzo de 1902 Secundino Delgado es detenido con el cargo de "terrorista" siendo culpado de haber puesto la bomba en el edificio de la Capitanía General de La Habana en 1986 y por haber editado el periódico ¡VACAGUARÉ!. Fue acusado por el Ministro de la Guerra, aunque Weyler ya no era ministro sí tuvo mucho que ver en su detención. Sin ser sometido a ningún tipo de juicio ni sentencia, es trasladado a la Cárcel Modelo de Madrid. La detención se produjo, por una pareja de la guardia civil, estando con su familia en su casa de Arafo.
Casa de Secundino Delgado, Arafo
En la noche de ese mismo día 2 fue llevado a bordo de la embarcación "Millan Carrasco", atracada en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, para ser trasladado preso a Madrid desde donde había sido reclamado por la Capitanía General de Castilla La Nueva.
Tras trece días de navegación es ingresado en la prisión de Cádiz y luego encarcelado y trasladado a la prisión Modelo.
Ya en prisión será visitado por el anarquista Fermín Salvochea y por el canario Nicolás Estévanez. Este último hará lo indecible políticamente para que su caso fuese revisado y puesto en libertad.
Secundino narraría la impresión que le causó la primera vez que lo vio " ... Ahí viene el hombre más grande de Canarias. Y si no es canario tiene que haber mamado sangre canaria ... Estévanez, tiene la arrogancia de los de antaño.. Los canarios de hoy somos tan pequeños”.
Tras ese encuentro entre Secundino y Nicolás se crearían unos lazos de amistad muy fuertes.
Nicolás Estévanez le da ánimos y le dice que luchará para ponerlo en libertad. Curiosamente el director de la prisión era Millán Astray.
Nicolás Estévanez
Regresará a Canarias enfermo de una tisis o tuberculosis pulmonar contraída por las humedades de la prisión y para olvidar tanto dolor decide viajar nuevamente al continente americano. En la Habana coincidirá con Nicolás Estévanez y en Yucatán, Mexico, publicará el libro “¡Vacaguaré! (Vía-Crucis)”. En su libro relata los años que estuvo en prisión. Curiosamente será la primera vez que utilice un seudónimo para ocultar su auténtico nombre. Firmará con el de Antonio Rodríguez López, nombre que tomó prestado del poeta palmero que había publicado el relato “Vacaguaré” con la historia de Tanausú y la princesa Acerina.
Algunos fragmentos del libro:
"Con aviesa intención llamaronme filibustero, separatista, revolucionario. Tales epítetos bien merecen que dé las gracias”.
"Sí, soy un independiente. En mi temperamento no cabe la lógica de la dominación. Que un hombre imponga su voluntad a otro hombre; que un pueblo más o menos grande obligue y someta a otro que reside a larga distancia, a acatar leyes y costumbres que le son extrañas”.
"Todo para y por la libertad de los pueblos y los hombres”.
En 1910 vuelve a Tenerife y ve morir a su hijo Darwin y posteriormente su hija Lilia, a los cuales contagió su neumonía.
El 4 de Mayo de 1912, con solo 41 años de edad, moría Secundino Delgado a causa de su enfermedad pulmonar en la Calle Progreso, del barrio Duggi, de la capital tinerfeña.
Durante años se intentó borrar su recuerdo y se persiguió su figura y su obra. El colonialismo español hizo lo posible por no divulgar su historia ni su vida y un ejemplo claro de ello es que aún hoy en día sigue sin ser conocido por la gran mayoría de los canarios. Ni en los colegios se habla sobre Secundino Delgado.
En 1980, en plena democracia, se secuestró por parte de las autoridades civiles una da las primeras obras dedicada a relatar la vida y obra de este nacionalista canario "Apuntes para una biografía del padre de la nacionalidad canaria". Editorial Benchomo. Canarias. 1980 cuyo autor fue , Manuel Suárez Rosales. Pero tras varias horas de llamadas telefónicas y presiones el libro por fín pudo ver la luz.
Antonio Cubillo, el Padre de la Patria Canaria, escribió de él:
"... el esfuerzo realizado por Secundino Delgado y seguido después por otros sirvió para que el Gobierno español concediera la Ley de Cabildos a Canarias y la Ley del Puerto Franco... Fue el primer precursor que habló de libertad e independencia de Canarias”.
Secundino Delgado actualmente es considerado el padre del nacionalismo canario.
Acabo recuperando una frase de Secundino dicha hace más de cien años:
"El grito está lanzado: Vivan las Canarias libres".
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