miércoles, 2 de febrero de 2022

La tragedia del Cruz del Mar o como fueron cruelmente asesinados sus tripulantes por el Frente Polisario

 


En 1976 tras haber abandonado España cobardemente los territorios de el Sahara, los barcos pesqueros canarios comienzan a ser objeto de ataques por parte del Frente Polisario. Hasta un total de diecisiete embarcaciones sufrirían los ametrallamientos. Entre ellos, la patrullera de la Armada española Tagomago, que fue atacada el 22 de septiembre de 1985, con el resultado de un muerto y dos heridos. 

El 13 de Abril de 1977, el representante del Frente Polisario en Canarias, Ahmed Bujari, en rueda de prensa celebrada en Las Palmas de Gran Canaria sentenciaba: "No garantizamos la vida de los que transitan por el Sahara o por sus aguas territoriales. Muy poca gente creía que nosotros podíamos hacer ataques por mar, pero hoy se ha de saber que somos capaces".

El 28 de Noviembre de 1.978, sobre las ocho de la noche, el pesquero canario "Cruz de Mar", de Lanzarote, se encontraba cerca de las costas del Sahara, en un lugar llamado Punta de Cabiño cuando un comando formado por unos veinte hombres armados con metralletas y cuchillos y vestidos con trajes de buzo llegaron con su zodiac y abordaron el barco sorprendiendo a la tripulación que a esas horas ya se iba a dormir después de un merecido día de trabajo.


Al principio los asaltantes tranquilizaron a los pescadores diciendo que no les harían daño y los marineros pensaron que se trataba de uno de los controles habituales de la Armada marroquí, aunque les extrañó que llevaran puestos trajes de buzo.

Los marinos pensaron en un principio que era una simple inspección rutinaria por lo que les ofrecieron comida, bebida y hasta cigarrillos pero minutos después, con una violencia inusitada comenzaron a increparles diciendoles que no tenían derecho a estar en aquellas aguas y les exigieron que les entregaran los objetos de valor que llevaban encima, cadenas, relojes... los marinos, asustados, accedieron a entregar todo lo que llevaban encima de valor y pudieron ver cómo algunos comenzaron a pelearse por tratar de quedarse con las piezas más valiosas del botín. Luego les exigieron que se pusieran de rodilla, eran nueve hombres y un niño, y sin razón ni motivo empezaron a disparar sus metralletas sin ningún tipo de misericordia.

A sangre fria comenzaron a disparar sobre cada uno de la tripulación convirtiéndose aquello en una orgía de sangre, los pobres pescadores caían fulminados, uno a uno formandose un gran charco de sangre sobre la borda del barco. Ante aquella terrible visión varios marineros decidieron poner a salvo sus vidas y se tiraron al mar. Los asaltantes dispararon sobre ellos ráfagas de metralletas llegando a alcanzar a algunos pero tres de ellos, gracias a la oscuridad de la noche, lograron salvar su vida.

Tras esconderse bajo la quilla del barco y aguantar durante eternas horas el tórrido frio de las aguas en pleno noviembre decidieron volver a subir al barco cuando confirmaron que los asaltantes se habían retirado.

Una vez en cubierta, vieron horrorizados los cuerpos de sus compañeros y amigos envueltos en un enorme charco de sangre y mientras dos de ellos trataron de encontrar a alguien con vida, el tercero fue a la emisora de radio a enviar un desesperado S.O.O.

Pero cuando creían que la pesadilla había acabado, descubren junto a una de las camas un amasijo de cables. Los asaltantes habían dejado una bomba preparada lista para explotar.

Sin tiempo para más, deciden subirse sobre una balsa salvavidas y alejarse cuanto antes del barco. Minutos despues, una gran detonación tiene lugar en plena oscuridad y el El "Cruz de Mar" se hundiría para siempre en el fondo del mar.

Un pesquero que faenaba en las proximidades, el Chico Grande, los recogió de inmediato y los aproximó al destructor de la Armada española Churruca, que trasladó a los supervivientes hasta Las Palmas de Gran Canaria. Llegaron a las seis y media de la tarde del día 29 de noviembre de 1978.

Los asesinados fueron:

José María Hernández Marrero. Agustín Hernández Marrero, contramaestre, de 41 años, y hermano del patrón, su yerno, Rafael Salas Fernández, de 26 años, cocinero; Juan Suárez Rodríguez; Amador Hernández Marrero, 16 años, engrasador e hijo de Agustín; Alfredo Rodríguez Marrero, de 19; y el niño Sebastián Cañada García. Tras la explosión del navío sólo fue posible recuperar un cadáver flotando: el del patrón, José María Hernández Marrero.

Los buzos de la armada española encontraron los restos del barco a unos 30 metros de profundidad. En su interior estaban los cadáveres de Agustín Hernández Marrero y Juan Suárez Rodríguez, los cuales fueron enterrados en Lanzarote. Del resto, nunca más se supo.

Un mes más tarde, en Diciembre de 1978, los tres supervivientes Manuel Hernández Marrero, hermano del patrón del buque, Miguel y Eusebio Rodríguez García, identificaron a los atacantes, tras serles mostrados los ficheros que la Policía Territorial tenía en los archivos del Documento Nacional del Sáhara. Del total de atacantes, unos veinte, las víctimas identificaron a seis de ellos.

Según una nota de prensa distribuida por el Gobierno Civil, los asaltantes resultaron ser saharauis y sus nombres fueron Mohamed Salem Uld Had Embarec Uld Embarec Uld Sidru, más conocido en el Aaiún como el Paquito; al que acompañaban Hamed Du Uld Sulem Uld Abdalahe; Mohamed Salem Uld Hennamed Uld Baba Uld Yusef; Mohamed Embarec Malainin Brahim; Smail Abbes Daouila y Oufa Mohamed Uld Sidi Brahim. Siempre según las víctimas, los dos únicos saharauis que no abrieron fuego fueron Mohamed Embarec Malainin y Smail Abbes Daouila.

En los archivos policiales figuraba que dos de ellos habían tenido residencia en España. Mohamed Embarec Malainin Brahim vivió en Oviedo mientras estudiaba la carrera de Ciencias Geológicas. El Paquito nació en Tarfaya el 2 de febrero de 1947 y vivió en Las Palmas de Gran Canaria en 1966.

Por estos hechos, el Tribunal Territorial Militar Quinto de Santa Cruz de Tenerife abrió una causa con número 206/78.


De hecho, los supervivientes relataron que uno de los asaltantes aclaró a los pescadores que conocía bien las Canarias, ya que había estado muchas veces en Las Palmas.

El gobierno colonial español, para evitar ningún tipo de investigaciones, decidió declarar este asalto terrorista como un simple "accidente de trabajo" y les compensa a las familias de los asesinados con 24.000 de las antiguas pesetas.

Este asesinato nunca fue reivindicado por ninguna de las partes en conflicto. El ministro de Asuntos Exteriores del Polisario, Hakin Ibrahim, afirmó en la sede de Naciones Unidas que el ataque fue una maniobra del Gobierno marroquí para sabotear el clima de amistad y el establecimiento de relaciones entre el Polisario y España. Por su parte, el gobierno de Hassan II siempre aseguró lo contrario.

Pero este no fue el único ataque que sufrieron pescadores en el banco pesquero canario-sahariano. Desde 1977 hasta 1986, un total de 17 pesqueros fueron atacados por el Frente Polisario.

En abril de 1977 fueron ametrallados frente a la costa sahariana los pesqueros Pinzales y Puerto de Naos, sin que se registrasen víctimas.


En noviembre de ese mismo año, coincidiendo con las conversaciones pesqueras entre España y Mauritania, el Polisario abordó, ametralló y bombardeó al pesquero español Río Saa, con el resultado de un herido y tres marineros secuestrados. En abril de 1978, y desde tierra fue ametrallado el Santa María Ana, fondeado frente a la costa saharaui. En este mes se produce el secuestro del barco Las Palomas, cuya tripulación permanece en manos del Polisario entre el 20 de abril y el 14 de octubre de ese año. Gracias a la intermediación del recién fallecido Juan Antonio Samaranch ante las autoridades argelinas, se consiguió la liberación seis meses después.

Al mes siguiente le toca el turno al pesquero Lerez, ametrallado desde una lancha neumática por miembros del Frente Polisario, a la altura del Cabo Leven. En agosto, el patrón del Tela resultó herido al ser ametrallado su barco desde tierra.


En septiembre, cinco langosteros canarios, el Alada, María Luisa, Dorotea, Batán y Mar Caribe, fueron ametrallados desde tierra. Hubo dos heridos de bala, uno muy grave. Unos meses más tarde, tras un ataque del Polisario al pesquero holandés Zuidester-9, en Nouadibou, causaron seis muertos y dos heridos entre su tripulación. Otro barco español, el Génesis, fue abordado, ametrallado y bombardeado. Tres marineros resultaron con heridas de extrema gravedad. El siguiente en esta larga lista fue el Cruz del Mar, en noviembre de 1978, con el resultado de siete marineros muertos.

En mayo de 1980, el pesquero Juancho, con matrícula de Vigo y base en Las Palmas, sufrió un ametrallamiento cuando faenaba frente a las costas de Mauritania. Así lo publicaría el periódico español EL PAIS:

En marzo de 1985, dos lanchas neumáticas ametrallan al pesquero Carmen de las Nieves, que faenaba en aguas del caladero sahariano. Un marinero resultó herido en una pierna.


Cinco tripulantes del pesquero gallego Peixe do Mar resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, al ser ametrallado el 14 de junio de ese año desde lanchas, en la costa de Marruecos.

Fue a raíz del asalto al patrullero de la Armada española cuando las autoridades deciden la expulsión de diez personas que actuaban como representantes oficiosos del Frente Polisario ante las autoridades españolas en Madrid. Esta medida también afectó a los estudiantes saharauis que solicitaron asilo político en España.

La Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (Acavite) ha luchado porque las más de 289 víctimas canarias que sufrieron ataques del Frente Polisario o bien atentados obtengan el reconocimiento como tales por parte del gobierno de España.

Han pasado más de cuarenta años y todavía los culpables no han pagado su delito.






Bibliografia consultada:

Hemeroteca de:

el diario de La Provincia.
La verdad de Lanzarote
Lancelot Digital.com
La provincia.es
La opinion.es
Revista Tuzdin




 

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