jueves, 29 de julio de 2010

Los muelles carboneros de Valleseco, Tenerife

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El siguiente artículo ha sido tomado, íntegramente, de la web "loquepasaentenerife.com" y que, por su interés histórico lo he transcrito íntegramamente.  Su autor, Melchor Padilla.



Los muelles carboneros de Valleseco

      Cerca de la entrada de este barrio de Santa Cruz de Tenerife encontramos unas antiguas estructuras portuarias, utilizadas a partir de mediados del siglo XIX para el aprovisionamiento de carbón de los buques que recalaban en Canarias. Resisten en pie a duras penas, víctimas del abandono

      En el puerto de Santa Cruz cerca de la entrada al barrio de Valleseco podemos observar unas antiguas estructuras portuarias. Se trata de un conjunto formado por dos espigones, uno de unos 70 metros de longitud y el otro de un os 80 metros, y dos naves que en la actualidad están ocupadas por la Federación Insular de Vela de de Tenerife. 


Vista aérea del conjunto cuando las instalaciones estaban en funcionamiento, en la primera mitad del siglo XX. / LQPSNTF.

      Al otro lado de la carretera de San Andrés podemos ver también las ruinas de unos viejos almacenes y otras dependencias cerca del puente de la antigua carretera.
 

      Todos estos elementos están relacionados con una de las actividades portuarias más importantes del archipiélago desde mediados del siglo XIX hasta la aparición de los motores de combustión interna en el siglo XX: el aprovisionamiento de carbón para los buques de línea que surcaban el Atlántico. Estos barcos precisaban carbonear de manera regular para lo que hacían escala en puertos situados de manera estratégica.


      Para ello, las islas Canarias se encontraban en una situación intercontinental privilegiada, a lo que hay que añadir su condición de puerto franco y la existencia a partir de 1880 de una aceptable infraestructura portuaria tanto en Las Palmas de Gran Canaria como en Santa Cruz de Tenerife. Por todo ello, las principales compañías navieras eligieron este archipiélago para el aprovisionamiento de sus flotas.


      El carbón procedía sobre todo de Gales, en el Reino Unido, por lo que no es de extrañar que fueran británicas muchas de las firmas que se dedicaron a este negocio en Canarias. La primera que se asentó en Tenerife fue la compañía Bruce, Hamilton, Davidson, Lebrun & Co.Ghirlanda, Davidson , Croft a partir de 1850. Ubicada en lo que hoy sería el muelle de Ribera, se tuvo que trasla dar a Valleseco en 1876.




      Los depósitos de carbón para el suministro de escala se multiplicaron pronto: así se desarrollaron las casas carboneras de y varias más. En el Puerto de Santa Cruz de Tenerife se constata la existencia, a finales del siglo XIX, de tres firmas dedicadas a la importación y suministro de carbón. Hamilton and Co., George Davidson y Ghirlanda Hnos.


      La primera era la más importante de las tres, y tal vez la carbonera más antigua de las islas. Otra de las más importantes fue Cory Brothers, instalada en 1862, que era la mayor compañía exportadora de carbón del sur de Gales. En 1913 disponía de 80 estaciones de carboneo en todo el mundo. En Tenerife estuvo asociada con Hamilton entre 1884 y 1909, fecha en la que debió instalarse por su cuenta.


      En la actualidad han sobrevivido el muelle de Carbones de Tenerife y las instalaciones de Cory. De esta última empresa quedan en pie dos naves de las tres originales, el muelle de piedra y madera, que todavía conserva parte de los raíles por donde discurrían las vagonetas del carbón, y las grúas que servían para cargarlo en barcazas, que eran remolcadas por un pequeño vapor hasta acercarlas a los navíos donde eran descargadas.

      En una antigua fotografía de los muelles de Valleseco se puede apreciar en el muelle de Cory una de estas grúas de vapor similar a la que se encuentra hoy en día expuesta delante de la Escuela de Náutica. Todo el conjunto presenta un alto grado de deterioro: hay raíles doblados o arrancados, faltan tablas en el suelo que hacen peligroso caminar por su superficie y hay basuras en las pocetas.

      En 1990, mediante una Resolución de la Dirección General de Cultura, se procedió "a la incoación de expediente para la declaración del conjunto de muelles, almacenes, varaderos, puente del barranco y playa de Valleseco como Bien de Interés Cultural, en la categoría de sitio histórico". Según la misma Resolución se trataba de "un hito insustituible representativo del patrimoni o industrial que merece un alto aprecio a los ciudadanos".



      
Sin embargo, el expediente se paralizó y nunca fue declarado BIC el conjunto al que hacemos referencia. Pese a lo que creen los vecinos de Valleseco, no existe o no hemos podido hallar ningún documento oficial que acredite esta condición. Intereses ligados al desarrollo del puerto, fundamentalmente la construcción de la vía de servicio, paralizaron esta declaración, por lo que los elemen
tos a proteger que quedaban como parte del escaso patrimonio antiguo del puerto de Santa Cruz sufrieron las obras de la vía del puerto. Éstas acabaron con una de las carboneras, ocasionaron el derribo de una de las tres naves de Cory y enterraron bajo los escombros la mitad de la playa. De los antiguos almacenes y salas de maquinaria sólo podemos contemplar hoy en día ruinas, pues no quedan más que las paredes: como si la ciudad se avergonzara de su desidia, aparecen cubiertas por vallas publicitarias que las ocultan de nuestra vista.


       En 2006 se convocó un concurso de ideas para la ordenación del área funcional de Valleseco que fue adjudicado al proyecto denominado Sol y Sombra de los arquitectos Joaquín Casariego y Elsa Guerra, debido a que, según el jurado, "consigue la recuperación de la naturaleza de la costa preexistente al proponer el mantenimiento de las dos formas más representativas del litoral canario, como son una playa de barranco y una rasa costera típica generando, además, un espacio social de calidad que responde al sentir y al deseo general de la ciudadanía". No obstante, en este proyecto ha primado el interés por la playa, quedando los muelles alejados del mar.


       Sería urgente retomar la declaración de BIC (Bien de Interés Cultural) de estos interesantes exponentes de nuestro pasado industrial. Como dijo una vez el político francés Eduard Herriot, "el valor de una civilización no sólo se mide por lo que sabe crear, sino por lo que es capaz de conservar".






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1 comentario:

GAROE dijo...

Muy interesante la entrada, solo decir que hecho en falta un poco de paralelismo con la lucha vecinal que ha permitido que estos restos industriales así como la playa sigan en pie, que la cosa no ha sido fácil, y que lo que se pretendía era acabar con todo con la construcción de la vía del puerto, gracias al poder del barrio esta via no pasa directamente por encima de las naves el muelle y la playa, un saludo